Causas de corrupción del kirchnerismo
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) continúa su avance en las pesquisas contra exfuncionarios kirchneristas, sus cómplices y sus operadores que invirtieron o movieron fondos por Estados Unidos, el Caribe, Panamá, Uruguay y la Argentina, según fuentes de ambos países.
Las investigaciones, que acumulan testimonios, documentos y registros bancarios y societarios, siguen en manos de agentes del FBI que integran la Sección de Lavado de Dinero y Recupero de Activos (Mlars, por sus siglas en inglés) a cargo de la llamada Iniciativa de Recupero de Activos de la Cleptocracia.
Aunque radicado ahora en Colombia, uno de los máximos responsables de las pesquisas sobre la Argentina es el agente especial del FBI Jared Randall, quien antes se abocó a la investigación de resonancia mundial conocida como FIFAgate, viajó luego a Buenos Aires y ahora también se aboca desde Bogotá a pesquisas transnacionales sobre corrupción, lavado y otros delitos vinculados a Venezuela.
«Como premisa general, la decisión es avanzar en silencio mientras se evalúa si avanzan las investigaciones locales y se sanciona a los responsables. Estados Unidos se mantiene a un costado si las instituciones funcionan y solo se involucra si quedan impunes los delitos con ramificaciones en este país», planteó una fuente con conocimiento interno sobre cómo suele moverse el Departamento de Justicia en investigaciones con impacto bilateral o multilateral.
«¿Cuántos brasileños vio sentados estos años ante una Corte estadounidense? Pocos o ninguno. ¿Por qué? Porque la Justicia brasileña mostró un interés real por avanzar en el Lava Jato. ¿Y cuántos venezolanos afrontan acusaciones en Estados Unidos durante el mismo período? Muchos. ¿Por qué? Por la impunidad reinante en Venezuela», se preguntó y respondió a sí misma la fuente.
Las investigaciones del FBI vinculadas a la Argentina se concentran en Miami y en Washington, donde los agentes buscan reconstruir quién es quién en el entramado internacional de los negocios con dinero sucio, como también comprender cómo se mueven los jueces y fiscales argentinos que los investigan o deberían investigarlos.
Esas investigaciones abarcan algunos nombres ya conocidos en la Argentina, como el del financista Ernesto Clarens, quien se acogió al régimen del «arrepentido» en la causa de los cuadernos, que instruye el juez federal Claudio Bonadio, quien en junio de este año ordenó el decomiso de un departamento y una embarcación de Clarens en Estados Unidos.
Otro nombre que sirvió de disparador para los sabuesos del FBI es el de Daniel Muñoz, fallecido exsecretario privado de Néstor Kirchner, con inmuebles en Miami y en Nueva York. Entre ellos, dos apartamentos en el legendario Hotel Plaza, frente al Central Park de Manhattan.