POLICIALES

El joven al que los rugbiers asesinos intentaron incriminar rompió el silencio

Pablo Ventura, el joven liberado tras permanecer cuatro días detenido como sospechoso del crimen de Fernando Báez Sosa (19) en Villa Gesell, aseguró este miércoles que vivió un "momento muy difícil" por ser acusado de ese homicidio y dijo que tanto la policía como la Justicia lo trataron "muy bien" mientras permanecía encerrado en la Delegación de Investigaciones (DDI) local.

«Estoy bien, me siento mejor, por suerte», dijo el joven de 21 años y oriundo de Zárate, quien recuperó su libertad en la noche del pasado martes por orden del juez de Garantías de Dolores, David Mancinelli.

Ventura aseguró que vivió «un momento muy difícil» en la sede de la DDI de Villa Gesell, donde permaneció detenido cuatro días, pero que tanto los policías como la Justicia local lo «trataron muy bien».

«No lo puedo creer, todavía no caigo», agregó el joven tras lo cual confesó haberse apoyado «en los amigos, la familia», en quienes lo «quieren» para poder sobrellevar los días de detención.

«Espero volver de a poco a la normalidad», expresó el remero y manifestó extrañar «mucho» a su mamá, quien quedó esperando su regreso en la ciudad de Zárate, donde viven.

El retorno a Zárate, sin embargo, será postergado unos días más, ya que el juez Mancinelli ordenó que Ventura, y los diez rugbiers detenidos en la causa, sean sometidos a ruedas de reconocimiento este jueves, viernes y dos días más de la semana próxima.

José María Ventura, padre del joven, señaló en la misma entrevista para el canal C5N que permanecerán en Gesell «todo lo que sea necesario» para que quede «totalmente claro que Pablo no tuvo nada que ver con todo esto». El hombre insistió en su convencimiento que los rugbiers detenidos involucraron a su hijo a modo de «mal chiste».

«Después de pensar mucho, llegué a la conclusión de que los chicos no estaban sabiendo que habían asesinado a una persona, entonces dieron el nombre de Pablo Ventura haciendo un mal chiste», dijo al tiempo que consideró que «estos chicos ni siquiera tenían una dimensión de lo que estaba pasando».

Luego contó que se enteró por amigos y conocidos de la ciudad de Zárate que este grupo de jóvenes sometía a su hijo a una especie de bullying: «cada pavada que hacían lo tomaban como una joda y decían ‘fue Pablo Ventura’, como un latiguillo».

Respecto al estado de su hijo, el hombre detalló que anoche lo vio «mal» de ánimo y que recién pudo dormirse pasada las tres de la madrugada, tras lo cual agradeció a los amigos y vecinos de Zárate por el apoyo que recibieron.

«Nunca pensamos que en Zárate nos querían tanto, que teníamos tantos amigos. Anoche en la calle nos daban aliento, nos aplaudieron, nos para la gente acá en el hotel, una señora me abrazó y se largó a llorar», afirmó el padre. Además expresó sus condolencias a la familia de Báez Sosa y pidió que la investigación «llegue hasta el final».

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