Brasil quiere exportar más
El real brasileño cae 6% en lo que va de 2020 y abarata la producción del país vecino.
En épocas de reperfilamiento, Argentina necesita ingresar dólares a su economía. A falta de crédito externo y, esencialmente, confianza de los propios argentinos –con más de USD 300.000 millones ahorrados fuera del sistema- el flujo de divisas por el canal comercial se presenta como única vía para generar fondos para crecer y pagar deuda e importaciones.
Por eso es tan determinante lo que ocurre en Brasil, el principal socio comercial de la Argentina, por el volumen de intercambio bilateral, y por ser el mayor destino de las exportaciones domésticas.
A principio de mes, el Banco Central brasileño bajó las tasas de interés (la referencia Selic) a un mínimo histórico de 4,25%, respaldado en los bajos índices de inflación en el país vecino. La caída de la tasa impulsó una notable devaluación del real brasileño, que se amplía a 6% en las seis semanas transcurridas en 2020, el peor desempeño entre las monedas emergentes.
Esto se reflejó en el avance del dólar en Brasil, que tocó el jueves 13 un récord de 4,37 reales, lo que obligó al Banco Central brasileño a intervenir con ventas de divisas para desescalar la devaluación del real y llevar al dólar al nivel de 4,30 reales el viernes último. No obstante, el alza del dólar en Brasil en 2020 es de un 7%, desde los 4,02 reales del cierre de 2019.
La devaluación brasileña pone en aprietos al Banco Central argentino, que intenta estabilizar el tipo de cambio en este presente de recesión, alta inflación y crédito vedado. El dólar en la Argentina sube apenas 2,5% en 2020, menos que la inflación, en torno al 3 por ciento. Por lo tanto, el movimiento cambiario bilateral hizo que el peso argentino se “apreciara” en términos reales más de 4% frente al real brasileño en muy corto tiempo.
Y si además tomamos en cuenta la inflación de ambos países (Brasil registró una inflación de 0,21% en enero), la producción argentina se encarece en 2020 un 9% respecto de la brasileña, tal como lo representa la evolución del Índice de Tipo de Cambio bilateral que releva el Banco Central argentino.
De hecho, hoy el Índice de Tipo de Cambio Real bilateral entre Argentina y Brasil, en 118 puntos, es más bajo -y menos “competitivo” para nuestro país- que los 120 puntos observados antes del salto cambiario que detonó el resultado de las elecciones primarias del 11 de agosto. Esta relación trasciende el intercambio bilateral entre los socios del Mercosur. Argentina y Brasil también compiten en otros mercados, a donde exportan soja, maíz, carne y automotores, que ambos producen.
Un informe de Marcelo Elizondo, director de la Consultora DNI, precisó que “todos los tipos de importación cayeron en 2019 desde Brasil (-35,5% interanual), acompañando el resultado de descenso general en compras desde el exterior en Argentina”, producto de la contracción de la economía. Pero también lo hicieron las exportaciones argentinas al país vecino: un 8% en 2019, en relación a los resultados de 2018.
La rápida devaluación del real compromete el equilibrio de la balanza bilateral. De acuerdo con los datos del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, en 2019 Argentina exportó a Brasil unos USD 10.552 millones, mientras que importó mercadería de ese origen por unos 9.535 millones de dólares. “Brasil ha sido así el mayor mercado para Argentina superando a China, Estados Unidos y Chile, que lo siguen en relevancia”, destacó Elizondo.
La velocidad con la que se depreció el real tiene su explicación en la necesidad de compensar el deterioro de los términos de intercambio que registró el gigante sudamericano.
Un informe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) puntualizó que “los datos del comercio exterior de Brasil publicados la semana pasada confirman el cambio de tendencia de sus exportaciones iniciado a comienzos de 2019, luego de dos años de crecimiento. Así, las ventas del país vecino al exterior mostraron un retroceso interanual del 6,5% en 2019. Pero, lo que lo hace detenernos en este dato es que en 2017 y 2018 estas se expandieron 17,5% y 10,1% interanual, respectivamente. En enero de este año, las exportaciones cayeron más del 20%”.
“La desaceleración del comercio que se inicia a mediados de 2018 es consecuencia de la disminución de precios de materias primas en línea con una ralentización de la demanda de las principales economías del mundo y las tensiones proteccionistas en aumento”, refirió el análisis de la CAC.
El estancamiento del del intercambio global se afianzó con la “guerra comercial” entre los EEUU y China, por la aplicación de aranceles cruzados, y en las últimas semanas por el contagio de coronavirus.
Desde que asumió en abril de 2019, el presidente brasileño Jair Bolsonaro y su influyente ministro de Hacienda, Paulo Guedes, empezaron a ejecutar profundas reformas en los planos previsional, laboral y fiscal, distendieron las regulaciones sobre la actividad privada y avanzaron en reestructuración de la administrativa publica, con el objetivo de mejorar la competitividad e impulsar la integración de Brasil ante un difícil contexto global.
La última semana, Guedes generó una airada polémica al defender la reciente devaluación y criticar el atraso cambiario en su país durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT). “Hasta las empleadas domésticas iban a Disney cuando el dólar estaba a 1,80, eso era una fiesta terrible. Ahora hay que pasear en Foz de Iguazú, ir a las playas del noreste”, manifestó.
La iniciativa de Brasil para insertarse en el mercado global e impulsar acuerdos de libre comercio con otras naciones o bloques regionales puede provocar un “desacople” con la Argentina, un histórico aliado estratégico. “Argentina tiene en riesgo en este presente es el confort relativo en el acceso al mercado brasileño”, indicó Marcelo Elizondo.
“Nuestras exportaciones a Brasil se benefician del ‘arancel cero’, pero también del alto arancel que pagan los competidores que ingresan a Brasil desde diversos destinos, que verían reducidas las barreras de entrada en caso de achicarse la tarifa fronteriza”, recalcó el titular de la Consultora DNI.
Argentina aún cuenta con una carta ganadora: el Banco Central de Brasil elevó la perspectiva de crecimiento para 2020 al situarla en 2,4%. “Es de esperar que, si a nuestro principal socio comercial le va bien, eso repercutirá favorablemente sobre nuestro país al incrementar la demanda por importaciones. No obstante, esto resulta incierto y se debe estar expectante a la evolución del comercio y a la marcha del contexto internacional”, fundamentó la CAC.
En ese aspecto, la Alianza Latinoamericana de Consultoras Económicas (LAECO) proyecta que la economía de la región crecerá un 1,2% en el año 2020, la tasa más elevada desde 2013, con lo que podría revertir la caída observada en 2019, pues la región “comenzaría a salir muy lentamente de su anemia”, aunque de forma heterogénea.
Contrasta un crecimiento previsto para Brasil de 2,1% este año, frente a otro año en el que la actividad argentina caería un 1,6 por ciento. Este presente recesivo “produce serios desafíos, ya que aminora la demanda externa y la creación de empleo, generando crecientes tensiones sociales”, indicó LAECO.