En Colombia no saben qué hacer con los hipopótamos que dejó Pablo Escobar
Pablo Escobar Gaviria, el narcotraficante colombiano más temido, introdujo en 1981 cinco hipopótamos en su país importados de Estados Unidos para su "zoológico" personal. Pero, tras su muerte, los enormes mamíferos se reprodujeron y ahora son cerca de 60.
Esta importante cantidad de hipopótamos fue localizada en la cuenca del Magdalena, el principal río de Colombia, que discurre entre la cordillera de los Andes y el mar Caribe a lo largo de más de 1.500 kilómetros. Expertos alertan al país sobre el tema ya que, si no se toman medidas, para el 2050 podrían llegar a ser más de mil.
En su momento, el poderoso jefe del cartel de Medellín importó tres hipopótamos hembras y un macho para que formaran parte de la colección de animales exóticos de su Hacienda Nápoles, una finca de tres mil hectáreas cerca del Magdalena. Además de ser la cuenca fluvial más poblada del país y de regar algunas de las principales zonas agrarias colombianas, es el hábitat de más de 2.700 especies de animales.
Luego de su fallecimiento, en una operación policial en Medellín en 1993, los animales fueron a parar en su mayoría a zoológicos colombianos, pero, por la dificultad de trasladarlos y el alto costo de mantenimiento, los hipopótamos se quedaron donde los dejó su «patrón».
Su número fue creciendo cada vez más. Algunos de los animales, se escaparon de la hacienda y se instalaron en los alrededores, donde empezaron los avistamientos y los encuentros con los lugareños.
Un equipo de científicos, entre ellos varios de universidades colombianas, publicarán este año un artículo realizado a partir de encuestas a más de un millar de personas sobre los cambios sociales que produjo esta especie introducida en Colombia por el más peligroso de los narcotraficantes.