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Dura derrota en Quito

River dirigido por Biscay cayó 3-0 en la altura de Quito ante Liga.

No estuvo a la altura, literalmente. Pero poco influyeron los 2.850 metros sobre el nivel del mar de Quito. River no estuvo futbolísticamente a la altura de un debut de Libertadores y, mucho menos, del equipo que jugó las últimas dos finales de América. Porque la cabeza estaba en otro lado, en Tucumán, en la definición de la Superliga mano a mano con Boca. A los pibes les quedó enorme la responsabilidad y a los experimentados Ponzio y Pratto no les dio la nafta para soportar la intensidad de una Liga de Quito. Demasiado stress.

La propuesta de Biscay fue clara: un 4-2-3-1 con el pibe Sosa como socio de Ponzio, los ágiles Álvarez-Carrascal-Ferreira como trío creativo y el solitario Pratto como referencia de área. Pobre Oso, encima que viene jugando poco (fue la primera vez como titular en el año) estuvo demasiado aislado. Él entendió que no había ser verticales sino manejar la pelota para sacarle ritmo al juego y tomar aire, aunque Ferreira metió tantos piques seguidos en los primeros minutos que se ahogó enseguida y liberó la zona.

Cuando Ferreira y Carrascal comprendieron que había que tocar corto, pisarla un poquito e intentar patear desde lejos, que la altura ayuda, River contó con un par de chances: un bombazo del 21 en el travesaño y otro del colombiano que tapó muy bien el ex Independiente Gabbarini.

Fue apenas eso lo positivo del River súper suplente que mandó el Muñeco a Ecuador. Para colmo, el único titular, Robert Rojas, tuvo una noche tan oscura como la piel de Borja, porque perdió la marca de Guerra en el 1-0 y a partir de ahí se desenfocó del partido. Más o menos como Zuculini, superado por la potencia del gigante Borja que provocó el gol el contra del 5 que anoche jugó de 6. Y en los laterales también la pasaron feo el pibe Paredes y Angileri, porque por momentos la Liga atacó con los extremos Quinteros y Caicedo más Borja.

Es muy probable que en el entretiempo Biscay haya hablado con Gallardo y hubo un cambio táctico: Álvarez como dupla de Pratto y Carrascal en la derecha en un 4-4-2. El equipo se paró unos metros más adelante y se adueñó de la pelota. Incluso contó con una clara oportunidad de descontar con un derechazo de Álvarez que pegó en el palo. Fue sólo una ilusión, como en el inicio del partido, hasta que empezó a faltar el aire otra vez.

La sensación es que el muletto de River la terminó la noche de la peor manera, con la expulsión de Bologna y un penal mal cobrado a Zuculini. Es difícil calificar el debut en la Copa como papelón porque fue otra River. Pero su imagen quedó manchada. La revancha es inmediata, el sábado. Y una vuelta olímpica puede tapar cualquier situación se stress. Sobre todo este 3 a 0.

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