POLITICA

El gobierno porteño también ve con preocupación la suba de casos

Volvieron a aumentar los casos y serán determinantes los próximos tres días para definir nuevas restricciones que podrían afectar la presencialidad en las escuelas.

A diferencia de lo sucedido en las últimas rondas de negociación, el gobierno porteño aceptaría esta semana que el próximo decreto de Alberto Fernández incluya medidas drásticas para frenar la circulación de personas y los contagios de coronavirus.

El alcance de esas “medidas drásticas” se terminarán de definir esta semana, cuando funcionarios de la administración de Horacio Rodríguez Larreta sean convocados a dialogar con los gobiernos nacional y bonaerense sobre el futuro de la cuarentena.

El próximo viernes 21 de mayo vence el decreto que fijó las restricciones que rigen actualmente en virtud de la situación epidemiológica de cada región. El presidente Alberto Fernández esperaba que el Congreso sancionara antes de ese día un proyecto de ley que replicara en parte el último decreto y le otorgara facultades especiales para adoptar nuevas restricciones. Sin embargo, hoy la agenda del Poder Legislativo tiene otras prioridades y no hay tiempo material para discutir la ley de la pandemia antes del fin de semana.

En ese marco, se cree que habrá reuniones para buscar puntos de acuerdo entre las tres administraciones. Por primera vez en los últimos meses, las posiciones de la Capital Federal y de la provincia de Buenos Aires no están muy lejos, más bien todo lo contrario, según anticiparon fuentes del gobierno porteño a Infobae.

¿Qué significa esto en términos de políticas sanitarias? Esta mañana, Nicolás Kreplak, viceministro de Salud de Axel Kicillof fue claro: “Pareciera cada vez más lógico tomar una medida de cuidado más fuerte, por un tiempo más acotado, para terminar de vacunar y preservar el sistema de salud”.

Hay un indicador que explica la preocupación de la jefatura de Gobierno porteño. Es la media móvil de casos confirmados de los últimos 7 días. La gráfica muestra un descenso de los contagios de COVID-19 a partir de los últimos días de abril, producto de las medidas que restringieron la circulación nocturna y acotaron el horario de atención en comercios. Lo que en un principio era una caída pronunciada, se transformó en una meseta durante la primera semana de mayo. Y a partir del miércoles pasado se advierte un giro en la curva que demuestra que los casos están nuevamente en ascenso.

De acuerdo al parte diario de la situación sanitaria de la Ciudad de Buenos Aires, están ocupadas casi el 80% de las camas de terapia intensiva. Esta curva suele reaccionar mucho más tarde a las medidas sanitarias por las características de la enfermedad. Por eso es probable que el número descienda en los próximos días como reacción a la caída de casos producida hace 15 días.

Del mismo modo, las autoridades porteñas saben que el aumento de casos registrado recientemente se va a ver reflejado en un aumento de ocupación de camas dentro de dos semanas y quieren adelantarse para evitar un colapso sanitario.

El gobierno porteño insiste en que las clases presenciales no son foco de contagio. El fin de semana difundió un informe que avala esta teoría. Son además una bandera política de Rodríguez Larreta, que enfrentó a Alberto Fernández en la Corte Suprema y le ganó. Por ello, la Capital Federal intentará mantener las escuelas abiertas todo el tiempo que pueda.

No obstante, funcionarios de la administración porteña saben que será muy difícil mantener la presencialidad si finalmente se avanza con una medida fuerte como pide Kreplak, un cierre total con características similares al decreto el 20 de marzo de 2020 cuando se inició la cuarentena en la Argentina. En ese hipotético caso, exigen una condición excluyente: que el período de cierre tenga una fecha de inicio y de finalización.

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