¿Cómo pasó el presidente del banco central de Afganistán de frenar una devaluación a huir del país por temor a ser asesinado?
El frente financiero se abre como el flanco débil de la tiranía talibán: EEUU bloqueará sus reservas y el acceso a créditos del FMI.
El gobernador del banco central afgano, Ajmal Ahmady, detalló su angustiante fuga del país en un avión militar este domingo, luego de que él y su equipo intentaran estabilizar la moneda en medio del avance de los talibanes hacia la capital.
Ahmady, que no dijo dónde estaba, señaló que el viernes se informó al banco central que “dado el entorno en deterioro, no recibiríamos más envíos de dólares”, y se reunió el sábado con representantes de bancos y casas de cambio para tranquilizarlos.
“Una vez que se anunció la salida (del) presidente, supe que en cuestión de minutos seguiría el caos. No puedo perdonarlo por haber creado eso sin un plan de transición”, tuiteó el lunes.
“No tenía que terminar de esta manera. Estoy disgustado por la falta de planificación por parte de los líderes afganos. Vi en el aeropuerto que se iban sin informar a los demás”, aseguró Ahmady en Twitter.
Ahmady es considerado un enemigo declarado de los talibanes por las políticas reformistas que impulsó durante su breve función al frente del Ministerio de Industria y Comercio. Este destacado economista formado Harvard tiene 32.000 seguidores en Twitter y unos contactos que le permitieron abandonar el país, una suerte que miles de sus compatriotas no pudieron correr.
Ahmady fue nombrado por decreto presidencial del 3 de junio de 2020 al frente del banco central, aunque nunca fue ratificado por el Parlamento afgano; logró huir con las horas contadas y reconoció que el colapso del Ejecutivo fue “desconcertante y difícil de comprender”.
Aunque lo considera difícil de creer, el gobernador no descarta que hubiese una orden “de arriba” para no combatir a los talibanes. “Faltan explicaciones”, lamentó, sobre el hecho de que la Fuerzas de Seguridad dejasen sus posiciones para permitir el avance fundamentalista.
Ahmady relató su último día de trabajo, en el intento de calmar a los mercados y a la ciudadanía antes de la toma insurgente de Kabul, mientras se producía un éxodo de funcionarios presas del pánico. Contó que esa misma madrugada, su familia lo llamó para informarle de que el gobierno había dejado la capital. “Me quedé estupefacto”, afirmó, y ante la inminente caída de la principal ciudad del país, él decidió hacer lo mismo: inició la huida con la compra de boletos de avión para este lunes.
El dirigente relató que muchas de las principales figuras del gobierno ya estaban en el aeropuerto cuando él llegó, el domingo, incluso antes de la toma de la ciudad capital. El presidente del Parlamento “parecía contento”, denunció Ahmady.
Por un momento, el banquero estuvo a punto de quedarse varado: su vuelo fue cancelado, debió correr hacia otra puerta de embarque a probar suerte, pero el vuelo -en el que pretendían viajar 300 personas pese a contar con una capacidad de solo 100 plazas- no tenía combustible ni piloto. A último momento unos “compañeros”, como los identificó, le facilitaron un asiento en un avión militar asediado por la muchedumbre, mientras se escuchaban disparos de fondo.
Aún no se sabe dónde recaló Ahmady, pero sus reclamos al gobierno saliente se hicieron escuchar, ante la ausencia de un plan de evacuación que convirtió a los altos funcionarios en un grupo de fugitivos. “No puedo perdonar al presidente por crear esta situación sin tener un plan de transición. Tuvo buenas ideas pobremente ejecutadas”, evaluó.