Murió el segundo ladrón baleado por el joyero en Florencio Varela
El delincuente había ingresado junto a dos cómplices a la casa familiar del comerciante de 62 años que se defendió a los tiros y les disparó a los tres: dos murieron y el tercero sigue internado.
El miércoles pasado por la mañana, tres delincuentes armados y encapuchados entraron a robar a una casa de la localidad bonaerense de Florencio Varela. Mientras su mujer y su hijo de 29 años eran amenazados, el dueño de casa, un joyero de 62 años, se acercó a la escena con un revólver calibre .38 largo marca Smith & Wesson y les disparó: uno de ellos murió en el acto, los dos otros quedaron heridos.
Este sábado a la madrugada, cerca de las 6, un segundo ladrón, identificado por la Justicia como Nicolás Bravo, murió en el hospital donde estaba internado.
El delincuente -quien había quedado aprehendido por dos tentativas de homicidio agravadas por el uso de arma de fuego criminis causa- había recibido un impacto de bala en el cuello con trayectoria ascendente, que le provocó pérdida de masa encefálica.
Según consta hasta el momento en la investigación, Bravo habría sido quien tomó de rehén a la mujer del comerciante y gatilló en su cabeza un disparo que no salió. “Te la mato, te la mato”, le habría dicho Bravo al dueño de casa. “Soltala y andate, por favor, andate”, fue la respuesta del hombre.
De acuerdo al relato de testigos, Bravo gatilló en dos oportunidades su arma sobre la mujer, pero la bala no salió. Luego le apuntó al dueño de la vivienda y volvió a gatillar, otra vez sin éxito. En ese momento, la mujer logró soltarse y su pareja disparó contra Bravo, que quedó tendido en el piso, inmóvil.
Apenas unos instantes antes, el comerciante se había enfrentado también a los otros dos asaltantes, Carlos Martín Fernández y Alan Emanuel Araya, que forcejeaban con su hijo. El primer balazo fue hacia Fernández, que cayó malherido y continúa internado en estado crítico. Luego le apuntó a Araya y disparó una vez más: el tiro le dio en el pecho y el ladrón murió en el acto.
Bravo, Fernández y Araya habrían ingresado a esa casa ubicada sobre la calle Zorrilla al 300 del barrio Zeballos en la madrugada. Como la propiedad cuenta con un perímetro hecho de paredones de dos metros de altura, los investigadores no creen que hayan trepado a plena luz del día. Sospechan que esperaron hasta que la familia comenzara el día y la mujer abriera la puerta trasera del patio -lo que ocurrió cerca de las 8.45 de la mañana- para ingresar a los gritos y por sorpresa, cubiertos con pasamontañas y guantes.
El dueño de casa contó que le exigieron dinero y joyas. Esto último llamó la atención de los investigadores, puesto que el hombre es propietario de una joyería en el centro comercial de Florencio Varela: el dato sugiere que no se trataba de un robo al voleo.
Luego del forcejeo, las amenazas y los disparos, el joyero salió a la calle a pedir ayuda mientras su hijo llamaba al 911. Efectivos de la Comisaría 1ra de Florencio Varela y ambulancias del SAME provincial se trasladaron al lugar rápidamente y se entrevistaron con el dueño de la casa, que explicó cómo había sido la secuencia del robo.
La investigación por el asalto y la muerte del delincuente quedó en manos de la fiscal Nuria Gutiérrez, titular de la UFI Nº4 de Florencio Varela, quien calificó el ataque como robo calificado por el uso de arma de fuego en tentativa y homicidio criminis causa, también en grado de tentativa.
La fiscal Gutiérrez, sin embargo, no tomó ningún temperamento por ahora contra el joyero que mató al ladrón, ya que entiende que actuó en legítima defensa. La fiscalía ya tiene en su poder filmaciones del momento en que los tres sospechosos entraron a la vivienda. Sin embargo, se espera todavía la autopsia de los delincuentes muertos y de distintos peritajes para tomarle declaración, ya sea como imputado o testigo.
Por otro lado, se corroboró que el hombre no contaba con la tenencia legal del revólver calibre .38 . Así, se desprendió otra causa que lo investigará por esa irregularidad.
Según indicó a Infobae una fuente cercana a la investigación, esta no era la primera vez que delincuentes ingresaban a la casa del joyero. “Ya habían entrado en enero pasado, y antes también. A la mujer ya la habían amenazado en otra oportunidad”, indicó una fuente del caso. Esta era la última semana en esa casa: este sábado 4 de diciembre la familia planeaba mudarse a un departamento.