Empate en el clásico de Avellaneda
Cauteruccio había puesto en ventaja a Independiente, pero Racing lo empató con un penal de Matías Rojas.
Era un partido de riesgo para ambos equipos. Un cruce que podía dejar heridas. Un choque de esos tienen el poder de catapultar a un conjunto o de hundirlo. Independiente y Racing quedaron a mano en un clásico de Avellaneda caliente, con una polémica arbitral que hizo estallar a los jugadores e hinchas del Rojo. Y ninguno de los dos equipos quedó conforme con el punto. La Academia porque venía de dos derrotas consecutivas y ya lleva dos partidos sin ganar. El local por el hecho de que sus jugadores e hinchas se fueron con la sensación de que lo podrían haber ganado, pero el equipo estiró su racha adversa de partidos sin triunfos por la Liga Profesional: ya son 11, con siete empates y cuatro caídas.
Resulta imposible no analizar el partido partiendo desde una acción que marcó un quiebre y condicionó el clima en el campo de juego y las tribunas. Independiente sacudió todos los pronósticos cuando Cauteruccio descerrajó una volea espectacular para abrir la cuenta, pero la alegría duró un suspiro. Apenas 19 minutos más tarde, Yael Falcón Pérez sancionó un penal que hizo explotar de bronca a los 42.069 espectadores que colmaron la cancha y a todos los futbolistas del Rojo. ¿Qué pasó? Vallejo tomó de la camiseta a Mura. El juvenil empezó agarrándolo afuera del área y, según el juez, lo soltó cuando ya estaba adentro. El VAR no dispuso de una imagen que expusiese se forma contundente y manifiesta un error y por eso no lo llamaron para revisar la jugada. Desde ese momento el estadio se prendió fuego. “Tomala vos, damela a mí, vamo a matar un referí”, fue el canto que atronó en varias oportunidades.
Los jugadores de Independiente explotaron de bronca, pero igual no se desenfocaron. Después de una semana que fue un Infierno, con la renuncia del presidente Fabián Doman incluida, el Rojo aprobó el examen en el clásico y estuvo a la altura del partido.
Con apenas dos entrenamientos al mando del plantel, Zielinski logró darle cierto orden a un equipo que se mostró más ordenado, que estuvo bien parado y fue sólido. En relación a cómo venía, Independiente fue un equipo un poco más armónico. “Ante la duda, la pelota se revienta. No quiero que nadie se complique”, había sido el mensaje que transmitió el Ruso en la previa al partido. El sacrificio de sus dirigidos fue enorme: sólo desentonaron Vallejo y Costa, a quienes se los notó desorientados.
Racing generó situaciones que obligaron a Rey a exhibir sus reflejos, pero el equipo de Gago no es confiable. En el fondo mostró grietas. Piovi estuvo muy flojo en la marca y Nardoni complicó con imprecisiones que derivaron en contragolpes. El Rojo se animó y se soltó más en el complemento y el partido fue una moneda al aire.
Independiente dio señales de vida, pero sigue sin ganar de local en 2023. La Academia reprobó.