A 30 años de Kheyvis
El 20 de diciembre de 1993, una fiesta de egresados del colegio La Salle de Florida derivó en una masacre que quedó impune.
Roberto Bonomi se escabulló en la marea de padres desesperados como él y advirtió las huellas del horror: cuerpos envueltos en sábanas, escombros, muebles convertidos en ceniza, botellas rotas y una fila interminable de zapatos desparramados en el piso. Preguntó por Nicolás y no supieron responderle. Horas más tarde, encontró a su hijo muerto ahí mismo, en la discoteca Kheyvis, en Olivos, donde el 20 de diciembre de 1993 una fiesta de egresados del colegio La Salle de Florida terminó en tragedia: un incendio se devoró la vida de 17 estudiantes e hirió a otros 24.
“Cuando llego al lugar y veo todo incendiado, recuerdo que me dijeron que la mayoría de los chicos estaban sanos y se habían ido a sus casas por sus propios medios. Como no era el caso de mi hijo, insistí y me avisaron que había varios internados en distintos hospitales de zona Norte”, cuenta Roberto, 30 años después, a TN.
Y sigue: “Pasé horas de hospital en hospital sin obtener respuestas, hasta que en un momento estaba manejando y sentí la voz de Nicolás. ‘Papá, no busques más. Estoy acá. Volvé’, me decía. Desde entonces creo que mi hijo está vivo en otro lugar. En otro plano. Nunca me pude sacar de la cabeza aquel momento. Y creo eso de verdad: para mí, sigue vivo”.
A las 02:50, el boliche ubicado en Avenida del Libertador al 1900 ardió en llamas y se transformó en una trampa mortal. Con el tiempo se convertiría también en la dolorosa antesala de la tragedia de Cromañón, ocurrida 11 años más tarde. En los márgenes de la desidia y la corrupción como combustibles, y el fuego consumiendo vidas adolescentes, son muchos los puntos en común entre ambas tragedias.