Ambiente volvió a producir árboles nativos
El proceso productivo se desarrolla en el Vivero de Plantas Nativas ubicado en las instalaciones del Paisaje Protegido Parque de la Biodiversidad, con el objetivo principal de producción de plantines autóctonos destinados a reforestar áreas degradadas.
Con la finalidad de promover la forestación y reforestación de espacios degradados, el Parque de la Biodiversidad, a través de su Vivero de Plantas Nativas, comenzó a producir árboles nativos.
En esta etapa, el vivero se encuentra produciendo especies autóctonas del Monte, entre las que se destacan la brea, espinillo, tusca, lagaña de perro, algarrobo blanco y dulce, que serán utilizadas por la Secretaría de Ambiente y entregados a instituciones.
El inicio de este proceso productivo, se procede al conteo y pesado de las semillas. Con el fin de evaluar de manera eficiente el porcentaje de germinación, se realiza este proceso con lotes de semillas múltiplos de 100.
A medida que se aborda el tratamiento específico para cada especie, se implementa una técnica conocida como escarificación, que consiste en realizar pequeños cortes en la cubierta de las semillas, permitiendo así el ingreso de agua de manera controlada. Posteriormente, las semillas se someten a un proceso de hidratación durante 24 horas. Una vez completada esta fase, se disponen en germinadores, donde permanecerán de 3 a 5 días, contribuyendo al desarrollo inicial del proceso germinativo.
El siguiente paso implica la siembra de las semillas en macetas pequeñas rellenas con tierra negra, proporcionando un sustrato blando que facilita tanto la germinación como el crecimiento temprano de las plantas. Tras un lapso de 15 a 20 días, se lleva a cabo el repique, que consiste en el traslado de los plantines al macetín definitivo, que cuenta con un sustrato más arenoso. Esta modificación permite un drenaje eficaz del agua, ajustándose a las necesidades específicas de cada planta.
Los plantines experimentan un período de cuidados intensivos y supervivencia de 4 meses en el invernadero. Posteriormente, se efectúa su traslado al rusticadero, donde inician el proceso de aclimatación al entorno natural, asegurando así su adaptación progresiva y exitosa a nuestro ambiente. Este minucioso procedimiento garantiza la calidad y vitalidad de las especies que conforman el rico ecosistema del vivero.
