Crimen de Paola Agüero: Schiaroli había anticipado que podía «pasar algo grave»
Según la Policía, una testigo dijo que eso ocurrió cuando ella se fue de viaje sin decirle. Para entonces la controlaba al punto de pedirle fotos cuando salía.
Una infidelidad de él, sus celos, su carácter posesivo y su obsesión porque ella no estuviera con nadie más que no fuera él, aparecen entre las causas que llevaron al desgaste y la ruptura de la pareja. Y al descontrol de él, pues en una ocasión en que ella se fue de viaje sin decirle nada, bloqueándolo en su teléfono, él se «volvió loco» por no saber dónde estaba. Nadie pudo decírselo, porque de esa visita a El Calafate, Santa Cruz, donde vivió muchos años y tenía cabañas, sólo sabían sus más íntimos, dijeron fuentes policiales. Fue durante esa ausencia que el italiano Rogelio Héctor Schiaroli (71) dio muestras de cuán lejos podía llegar: «si no aparece puede pasar algo grave», le habría dicho a una de sus amigas.
Esa expresión no fue tomada como una más por las amigas de la caucetera Paola Agüero (55), y así se lo hicieron saber. Cuando ella volvió de su viaje al Sur, le aconsejaron no visitarlo sola en su departamento, por precaución.
El homicida sigue con la bala en su cabeza. Su estado es muy crítico
Según voceros del caso, Schiaroli y Agüero pasaron unos 3 años juntos, con algunos problemas de convivencia, pues a fines del año pasado ella habría descubierto una infidelidad de él y se distanciaron. Volvieron luego, pero la relación ya no fue la misma.
Sin embargo desde ese momento las cosas se complicaron para ella, que empezó a ser controlada al punto de que él «le pedía fotos de cuando salía para verificar que estuviera sola», según habría atestiguado una de sus amigas.
Toda esa presión obsesiva llevó a la mujer a separarse por segunda vez, por lo menos dos meses atrás, con la intención de no reiniciar más el vínculo.
El último viernes en la mañana, ella llegó con un amiga a buscar sus cosas. Y en eso estaban cuando, cerca de las 14, él apareció en ese departamento del 6to. piso de Alem al 644 Sur, en Capital. Cruzaron algunas palabras y él bajó. Al cabo de unos 20 minutos subió con una caja blanca larga y ambas mujeres se habrían mirado, intrigadas. Instantes después, cuando la amiga limpiaba la heladera, él descerrajó un disparo desde atrás a su ex en el comedor y partió a su dormitorio, donde se volvió a disparar, pero contra si mismo. Quedó vivo, pero muy grave.