El nuevo mapa electoral tras las elecciones en Alemania
La grieta entre el este y el oeste sigue muy vigente a más de tres décadas de reunificación del país.

Ya pasaron más de 35 años desde la caída del Muro de Berlín, pero la grieta ideológica entre el este y el oeste de Alemania sigue más vigente que nunca.
Los resultados de las elecciones anticipadas del domingo 23 de febrero son una muestra de esta división política y económica. A simple vista, suenan contradictorios con la herencia que dejó la Segunda Guerra Mundial. Así, por ejemplo, la izquierda fue la fuerza más votada en la cosmopolita y desarrollada capital y la ultraderecha ganó en la antigua República Democrática Alemana (RDA), la vieja Alemania Oriental.
La Alternativa para Alemania (AfD, derecha radical) ganó en 45 de 48 circunscripciones electorales en las regiones de Turingia, Sajonia, Sajonia-Anhalt, Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Brandeburgo, todas ubicadas en el territorio de la antigua RDA. Los porcentajes varían entre 32,5 y 38,5% de los votos. En concreto, entre tres y cuatro alemanes del este, de cada 10, se inclinaron por la extrema derecha liderada por la candidata a canciller, Alice Weidel.
¿Por qué en la vieja Alemania Oriental gana la extrema derecha?
Este respaldo no fue suficiente. La alianza conservadora CDU-CSU, de Friedrich Merz, ganó las elecciones con el 28,5% de los votos, seguido por la AfD (20,8%), la socialdemócrata SPD del canciller saliente Olaf Scholz (16,4%) y los Verdes (11,6%). Más atrás se ubicó la Linke (izquierda, 8,7%).
Merz intentará ahora formar un gobierno de coalición con la SPD y eventualmente sumar a una tercera fuerza, pero excluyó de plano la posibilidad de pactar con la ultraderecha.
Raymond Colitt, economista y excorresponsal del Financial Times en Venezuela y Brasil, dijo a TN desde Berlín, donde reside, que las razones detrás del voto a la ultraderecha en la antigua Alemania Oriental son dos: la economía y la inmigración.
“Después que cayó el Muro, muchas industrias de la vieja RDA tuvieron que cerrar porque no eran factibles en un mundo capitalista. Entonces subió el desempleo, mucha gente se fue a las ciudades del oeste y numerosos pueblos quedaron abandonados”, indicó.
Según comentó, las ayudas federales no lograron detener este fenómeno. “El proceso duró muchos años. Hasta hoy los salarios en el este son menores que en el oeste. Hay pueblos enteros abandonados o sin escuelas, farmacias o panaderías. Algunos parecen pueblos fantasmas”, graficó.
Para el economista nacido en Nueva York y que se crió en Berlín, los alemanes orientales “se sienten abandonados. Todo lo oriental fue prácticamente absorbido por el oeste”, dijo.