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Guía para identificar la desinformación en línea

Las operaciones políticas para la manipulación del público preceden largamente a internet, pero la red ofrece recursos nuevos para que falsedades y teorías conspirativas se difundan más y mejor que nunca.

La manera en que las manipulaciones de la información circulan en línea tiene características tan específicas como sus impactos potenciales, según se vio en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016. “Los investigadores que estudian la desinformación predicen que será cada vez peor a medida que se acerque la votación presidencial de este año”, advirtió una guía de la agencia AP sobre los distintos elementos que constituyen este fenómeno: deepfakes, trolls, bots, noticias falsas y demás herramientas de engaño público.

Las operaciones políticas para la manipulación del público existen desde mucho antes que la prensa impresa, pero internet ha traído un cambio cualitativo: las falsedades, las teorías conspirativas y las exageraciones se difunden a más velocidad que nunca antes.

La información falsa es cualquiera que, más allá de su intención, incluye errores o equívocos en lo que respecta a los hechos. La desinformación, por otra parte, típicamente se refiere a información falsa creada y difundida de manera intencional a los fines de confundir o engañar. Ambas categorías abundan en las publicaciones y los avisos políticos en las redes sociales. Pueden ser noticias falsas o videos retocados, como el que se vio el año pasado sobre la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi: fue ralentizado para que sonara como si ella arrastrase las palabras.

Por extraño que suene, las falsedades se difunden más rápida y fácilmente que las noticias verdaderas. Según los investigadores, esto podría deberse a que han sido construidas para llamar la atención. Un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) analizó más de 126.000 noticias, verdaderas y falsas que se tuitearon millones de veces desde 2006 hasta 2016. Descubrió que las noticias engañosas o incorrectas se movieron a una velocidad seis veces mayor que las verdaderas, y alcanzaron un público más amplio.

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