COPA DE LA LIGA / BOCA 0 – TALLERES 1
A Boca Juniors no le salió nada ante Talleres y lo perdió por el gol de Soñora.
Pretender ver el mismo Boca, con la misma solidez y la misma capacidad de fuego, sería menospreciar la calidad de sus ausencias. Aún si Rossi disimuló muy bien la falta de Andrada, Jara no es Campuzano, ni Maroni es Cardona y nadie hace lo que hace Salvio. Eso sí, nadie pensó que Boca perdería tan fácil la cabeza… Y que Talleres le iba a ganar en la Bombonera por culpa de un Soñora.
Futbolísticamente, a Boca le faltó un poco de todo: intensidad en la recuperación que le da su volante central titular, el cambio de ritmo de Toto, la pausa de Cardona. Terminó en un híbrido, porque a su intento de hacerse dueño del terreno y la pelota le faltaban los intérpretes para hacerlo, y al final le quedaba más cómodo pararse de contra y apostar a Villa, pero Miguel insistía a que su equipo se calmara y no pensara en tres pases más allá. No hubo caso, más allá de un frentazo de Soldano que sacó Caranta.
El que más sufrió la metamorfosis fue Tevez. Ya entró raro, con esa patada-plancha a los tres segundos sobre Pochettino, que no entendió de dónde salió semejante infracción de la nada. El asunto es que Carlitos jugó gratis, porque esa patada es para expulsión a los 3 segundos o al minuto 95.
Entonces, es lógico que Talleres lo incomodara, lo complicara y lo hiciera dudar. Juegan bien los cordobeses, Navarro y Méndez son dos tractores; Pochettino, el mismo que se llevó en el gemelo el recuerdo de Carlitos, manejó los hilos con criterio. En el peor momento de Boca, allá por el final del PT, apareció Rossi para sacar una pelota del ángulo en un tiro libre de Pochettino. Pero después del descanso, apareció otro Boca, que se encendió en una pared que armaron Tevez y Maroni, que no llegó a nada pero que mostró un camino, hasta ahí inexplorado. Enseguida, Caranta apareció para taparle un tiro cruzado de gol a Villa, y Boca dejó de navegar en la indefinición para enfocarse en atacar, presionar y no dejarle a Talleres manejar la pelota. Pero fue una bengala que se apagó rápido. Talleres se acomdó con los cambios, y a Russo no le salió la idea de apostar todo al vértigo: Obando no ganó ninguna y, aún en su irregularidad, Maroni tuvo un par de apariciones válidas.
Wanchope tuvo en un puñado de minutos las chances que nunca le quedan a Soldano. El partido, igual, volvió a ser de nadie. Y lo mismo lo podía ganar Boca, como Talleres, en esa contra que le quedó a Tenaglia para definirlo o en otra salvada de Rossi. Iba a ser una definición rara, nomás, Pareció falta sobre Villa en la jugada que terminó en una linda pared y una atropellada de Soñora que descolocó a Rossi.
Así, cayó el invicto eterno de Russo, lo más preocupante de la derrota fue el descontrol final, con Obando e Izquierdoz rumbo a las duchas.