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Abordaje del tratamiento para dejar de fumar

El Programa Provincial de Control de Tabaco trabaja en red con distintos centros de salud para la contención y seguimiento de pacientes que deciden dejar de fumar.

Dejar de fumar puede ser difícil, pero no imposible. De hecho, cada vez que un fumador apaga un cigarrillo es una nueva oportunidad para tratar de dejar el hábito.

Tiene ventajas a cualquier edad, es importante hacerlo lo antes posible para que el organismo pueda recuperarse del daño ocasionado por el tabaco.

Está comprobado que 12 horas después de dejar de fumar el nivel de monóxido de carbono en la sangre cae para volver a la normalidad. El monóxido de carbono es dañino porque desplaza el oxígeno de la sangre, privando de este al corazón, al cerebro y a otros órganos vitales.

Dejar de fumar a tiempo no solo reduce el riesgo de contraer varios tipos de cáncer, entre ellos el de pulmón, sino también la probabilidad de padecer afecciones cardíacas, derrames cerebrales, enfisema y otras enfermedades graves. También reduce el riesgo de sufrir cardiopatías y cáncer de pulmón en los no fumadores, quienes de otro modo están expuestos al humo de segunda mano de sus cigarrillos.

Es fundamental resaltar los beneficios que esta acción conlleva para el ser humano. Reduce el riesgo de diabetes, fomenta un mejor funcionamiento de los vasos sanguíneos y contribuye a la función cardíaca pulmonar. Además, aumenta las expectativas de vida ya que para los fumadores es al menos 10 años menor que de la de los no fumadores.

Es por este motivo que los centros de salud de la provincia tienen un profesional especializado en esta problemática.

En diciembre del 2020 debido a la emergencia sanitaria, el programa lanzó un consultorio virtual. El mismo atendía las consultas a través de videollamadas una vez a la semana o cada 15 días dependiendo de la situación de cada paciente.

En esta modalidad se inscribieron 80 personas en total, de las cuales 20 enviaron sus datos y completaron la primera encuesta, 10 iniciaron el tratamiento, dos abandonaron al mes, dos lograron dejar de fumar y los seis restantes aún continúan en tratamiento.

Los tratamientos que se usan con frecuencia son tres:

  1. Parches de nicotina: sustituye la nicotina que el paciente fuma.
  2. Bupropion: es un ansiolítico que controla la ansiedad y se les indica a los pacientes que no quieren subir de peso o que presentan crisis de ansiedad por la abstinencia.
  3. Vareniclina: este medicamento viene en kits (de inicio y de seguimiento). El tratamiento dura 56 días aproximadamente y se utiliza en fumadores con alto nivel de dependencia.

Es importante resaltar que en muchos casos es importante tener un acompañamiento psicológico en conjunto con el de una nutricionista, además de realizar actividad física. Este último es fundamental ya que es uno de los requisitos que se le pide al paciente que decide iniciar el tratamiento.

La intervención dura tres meses como mínimo: un mes de preparación a través de distintas charlas y los dos meses restantes se inicia con el tratamiento. En base a eso se evalúan las recaídas y cómo conviven con la abstinencia.

Es fundamental destacar que el tratamiento lo tienen que iniciar la persona que quiere dejar de fumar, la decisión de dejar el hábito es del fumador y no de su entorno.

Finalmente, la referente del Programa Provincial de Control de Tabaco, Dra. Helia Pereyra, sostiene que “el acompañamiento de los amigos y familia es elemental en este proceso puesto que muchas veces las recaídas se dan en el círculo social. Por eso es fundamental que si la persona está en tratamiento, el entorno sepa acompañar y entender, sobre todo los amigos”.

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