La autopsia confirmó que Fernando Báez Sosa murió por un golpe muy fuerte en la cabeza
La causa de la muerte de Fernando Báez Sosa, el joven asesinado por un grupo de rugbiers en Villa Gesell, fue un traumatismo severo de cráneo, un golpe muy fuerte en la cabeza que le provocó un sangrado interno y la muerte inmediata.
Báez Sosa, además, tiene un fuerte golpe en la mandíbula.
Pablo Ventura, el último detenido en la causa, declaró en la fiscalía de Villa Gesell, en tanto que los 10 rugbiers imputados por la salvaje agresión se negaron a hacerlo durante la madrugada de hoy.
Los rugbiers, que apuntaron contra Ventura, aunque su familia asegura que al momento del crimen se encontraba en Zárate, habían sido trasladados desde Madariaga hacia la fiscalía de Gesell. Tras negarse a declarar, cinco de los jóvenes fueron trasladados a Pinamar mientras que el resto se quedaron en la ciudad balnearia.
Matías Benicelli, Ayrton Violaz, Macimo Thomsem, Luciano Pertossi, Lucas Pertossi, Alejo Milanessi, Enzo Cornelli, Juan Guarino, Ciro Pertossi, Blas Cinalli y Pablo Ventura fueron identificados como los presuntos autores del crimen y detenidos en un chalet de dos plantas ubicado sobre la calle 202, donde se hospedaban.
El domingo, el fiscal Walter Mercuri, de la UFI N° 8 de Madariaga, informó a los medios que el joven fallecido recibió una golpiza en la que participaron entre tres y cuatro personas. “Estarían identificados. Se ven en los videos quiénes son los que le pegan en la cabeza”, afirmó. Además, aseguró que tiene pruebas que confirman que los 11 detenidos “participaron de la gresca”, aunque aclaró que no todos le pegaron al joven fallecido.
“Hay que dividir. Yo a algunos les imputo la coautoría, que son los que golpearon en la cabeza a Fernando, que se ven en todos los videos. Esos serían coautores. Uno de ellos es el que le aplica la patada que, según la autopsia, es la patada mortal. Después hay partícipes, porque el resto estuvo acompañándolo y también participaron de la pelea pero con los amigos de Fernando”, amplió Mercuri. El fiscal tomó como agravante “la circunstancia de que cuando la víctima se encontraba indefensa, inconsciente, en el piso, continuaron pegándole en la cabeza”, por lo que el delito en este tipo de casos tiene “una pena de reclusión perpetua”. “La víctima no se podía defender”, agregó.