DEPORTES

Empate en el clásico

En un clásico emotivo, el Globo lo pudo empatar en el ST y terminó con mejores sensaciones que un flojo San Lorenzo.

Mismo resultado y diferentes sensaciones. El clásico entre San Lorenzo y Huracán tuvo de todo. Fue digno. También emotivo, friccionado y por momentos hasta generoso. Terminó en un empate que cayó mejor en la Quema, porque lo corrió de atrás hasta faltando 20 minutos por la pifia grosera de Lozano como último hombre. Además, porque pudo ganarlo sobre el final y porque encontró ciertos puntos fuertes desde donde puede aspirar a un futuro mejor y sin perder por el camino a Damonte, un DT mirado de reojo. Todo, claro, con un plantel que hoy en día lejos está, al menos desde lo económico, del rival de toda la vida.

Merolla, Yacob y Cristaldo fueron las bases que hicieron de Huracán un equipo sobrio. El segundo central sacó todo de arriba y hasta recuperó la pelota en lo que terminaría siendo el centro perfecto de Bonifacio para la palomita de gol de Cristaldo, clave en el marcado porque más allá de poner el 1-1 evitó otro en la línea. Y Yacob, con toda su experiencia europea, aportó serenidad y equilibrio desde el medio. Fue una máquina de dar órdenes, de compensar las líneas y pocas veces ejecutó mal los pases. Buscando aún su mejor forma tras un último semestre con poca continuidad en Nacional, la Flaca ya se puede considerar un refuerzo de jerarquía. De haber tenido a un Briasco iluminada (se perdió la última), el Globo hasta podría haber hundido a un San Lorenzo que sólo juega de a ratos.

Qué le pasa a San Lorenzo? Es un caso difícil de comprender. Cuando se enchufa genera peligro. Son como oleadas de jerarquía individual a las que Dabove todavía no puede convertir en un colectivo estable. La corrida de Di Santo dejó en evidencia la clase de jugadores que tiene el Ciclón. El delantero corrió todo el campo rival con pelota dominada, Lozano no lo pudo alcanzar y tuvo claridad hasta para dejar en el camino a Meza y poner el 1-0. ¿Alcanza? Los resultados dejan en claro que no. Ángel Romero pecó de egoísta en más de una jugada y Ramírez, de los más verticales, estrelló un tremendo remate en el travesaño. Pudo haberlo ganado también Boedo. Terminó siendo un clásico generoso, con equipos abiertos e intentando ganarlo aun con muchas fallas. El punto no les sirvió, pero él cómo dejó más feliz a Huracán.

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba
advanced-floating-content-close-btn

VER NOTICIAS LOCALES